Atenas

La armonía del lugar y el resplandor de su luz, la belleza de los monumentos antiguos y la riqueza de sus monumentos, hacen de Atenas uno de los lugares favoritos para el visitante deseoso de encontrar las fuentes de la civilización occidental. Atenas conserva muchos restos neoclásicos, romanos y bizantinos y algunos barrios como el antiguo bazar están impregnados de un atractivo encanto oriental y popular. Después de haber tenido menos de 10 mil habitantes durante el siglo XIX, la capital de Grecia se ha convertido en el núcleo de una periferia considerable, animada y cosmopolita que se extiende a lo largo de 15 kilómetros desde Pireo hasta Kifissias. Hoy es uno de los centros arqueológicos más importantes del mundo. Los yacimientos arqueológicos son las atracciones más evidentes, ya que la ciudad cuenta además con hermosos cafés, tabernas con terraza y mercados ambulantes. Las vistas de las colinas de Licabeto y Filopáppou son espectaculares y, al pie de la Acrópolis, se encuentran monumentos de la ciudad bizantina, medieval y decimonónica. Sin duda uno de los lugares preferidos parta salir de vacaciones es Atenas, un sitio ideal para caminar, para los apasionados por la historia del arte. Puede combinar su visitar a Atenas con una estancia en alguna de las islas griegas o la visita a la isla de Creta, para ver los monumentos de su antigua civilización y hacer una escapada por la mayor de las islas. Uno de los sitios tradicionales es la Acrópolis, elevada sobre un gran promontorio vertical y visible desde cualquier parte de la ciudad, fue erigida en honor de la diosa Atenea por su protección ante Poseidón. Es el símbolo de la grandeza ateniense. Al recinto se accede a través de una escalinata que va a parar al Propileos, que es la puerta de entrada a la Acrópolis. En su interior erguido milagrosamente al paso del tiempo se alza el Partenón, considerado como modelo de perfección en la construcción de templos y edificios construidos en épocas posteriores. A la izquierda del Partenón se encuentra el Erechtheion, que estuvo sostenido por seis bellas cariátides (según la leyenda cuando un arqueólogo ingles desplazo una de ellas a Inglaterra, las otras lloraron por la noche).